Cameron Macaulay, nació en el año dos mil uno, a partir de los dos años de edad comenzó a hablar de personas y cosas que nunca había visto en su vida actual, hablaba de vivir en una isla, la Isla de Barra, frente a las costas escocesas, el niño dibujó con detalles una casa en esa isla, hablaba de un perro blanco con negro, de un auto negro que le gustaba mucho, decía que extrañaba a su familia de antes, a su mamá y a sus hermanos de antes. Su papá, según decía el niño, se llamaba Shane Roberson y que había muerto por no voltear a ambos lados del camino. Su madre, preocupada por todo esto, decidió buscar ayuda profesional y llevó al niño con un psiquiatra, el doctor Jim B. Tucker, psiquiatra de la Universidad de Virginia, este se interesó tanto por el caso del niño, que decidió averiguar más al respecto y descubrió que efectivamente existía la mencionada isla, así que los tres tomaron un vuelo y llegaron hasta el lugar en donde debería encontrarse la casa, su sorpresa fue enorme cuando vieron que la casa que el niño había dibujado con tanto detalle, realmente existía y que el niño conocía perfectamente la distribución interior de la misma; su recámara y el lugar de juegos preferido. Desafortunadamente, la familia original ya no vivía en la isla. Más tarde, la madre de Cameron, recibió una llamada telefónica en el hotel donde se hospedaban; en la cual una mujer le decía ser pariente de las personas que habitaron en esa casa en los años sesenta y que eran de apellido Roberson. Cuando se reunieron, ella les mostró las fotografías de la familia, donde estaban el perro de color blanco y negro, y el auto negro del que había hablado el niño, este reconoció también a quienes fueron sus padres y hermanos en la vida anterior.
De manera que tenemos a un niño de dos años hablando de su vida anterior y la confirmación de parte de su madre en esta vida y de un psiquiatra, que confirma que es verdad. La reencarnación del niño en esta nueva existencia, nos afirma que la vida es eterna, que no morimos realmente como se nos ha hecho creer, y que volveremos tarde o temprano a la tierra a vivir nuevas experiencias, mismas que planificaremos nosotros mismos, con el objetivo de liberarnos de nuestros karmas o deudas.
La vida es un regalo hermoso que nosotros mismos nos damos. Nosotros decidimos cuándo, en donde, y bajo qué circunstancias volver a tomar otro cuerpo. Podríamos decir que la vida es en realidad: Un plan creado por nosotros mismos, para liberarnos de la atadura, autocreada por las deudas y por la ignorancia, por el desconocimiento de toda esta información.
Tenemos en nuestras manos, la oportunidad de romper las cadenas de la reencarnación, para continuar avanzando en la evolución espiritual hacia dimensiones superiores. Este es en verdad el objetivo de la reencarnación: Liberarnos