La autoestima se define como el valor que nos damos a nosotros mismos. Obviamente, no medido en pesos o dólares, sino en valía. ¿Cuán valioso soy?, ¿cuánto considero que valgo?
En una ocasión le preguntaron a una persona:
— ¿Por cuánto dinero venderías un brazo?
— No, claro que no lo vendería. —fue su respuesta.
— ¿Y una pierna?
— No, tampoco lo vendería.
A ninguna parte de nuestro cuerpo físico podríamos ponerle un valor en dinero, porque las consideramos invaluables, por su utilidad. Existen, por supuesto, las excepciones a la regla, personas que sí estarían dispuestas a vender cualquier parte de sí mismos, porque para ellos esos órganos no son más importantes que el dinero que se les pagaría. Sin embargo, para aquellos que realmente nos valoramos, no podríamos siquiera pensar en vender algo tan valioso como un brazo o una pierna.
¿Cuánto valgo? Lo interesante de esta pregunta es que la mayoría de las personas no tiene una respuesta para ella. Sin embargo, la única persona que podría responder acertadamente eres tú mismo.
Hagamos un ejercicio: Ponte un precio en dólares, en pesos o en la moneda de tu país. ¿Te parece que ese valor es mucho? Si alguien te ofreciera el dinero que acabas de definir, por ambas piernas y un brazo, ¿lo aceptarías? Tu respuesta dependerá de cuán valiosas consideres ambas extremidades de tu cuerpo. Estoy seguro de que la mayoría no aceptaría ese dinero, porque en realidad no querrían vivir la vida llena de dinero con un cuerpo mutilado. Un cuerpo que no te permite disfrutar de lo que tienes. Lo más importante, es que al aceptar el dinero estás reconociendo que en realidad no vales mucho, porque para ti fue más importante el dinero que tú mismo.
Para determinar el valor de uno mismo, tenemos que considerar el potencial interior.
Imagina que tienes en la mano una semilla de manzana, esta semillita tan insignificante y pequeña, tiene en su interior un potencial enorme. Si la colocas en el medioambiente adecuado y le das los nutrientes y el agua que requiere para su desarrollo, obtendrás un árbol. Este dará frutos en un futuro cercano, y con el transcurrir de los años la cantidad de frutas irá aumentando. Sí sacamos de cada manzana que ese árbol nos dé, las semillas y las ponemos a germinar, con la cantidad de agua correcta y los nutrientes adecuados, crecerán decenas de árboles, si repetimos el proceso tendremos cientos y después miles de árboles, y tendremos millones de manzanas. Ese es el potencial que esa pequeña e insignificante semilla tenía dentro. ¿Cuánto dirías que vale esa semilla ahora que puedes ver su potencial? ¿Te das cuenta cómo el valor de algo cambia cuando conocemos su potencial? Lo mismo ocurre con las personas, el valor de una persona cambia cuando conocemos su potencial. Lo único que tenemos que hacer es sacar ese potencial y hacerlo productivo.